Muy cerca del puerto viejo verás esta abadía cuyas sólidas murallas recuerdan su carácter defensivo y su importancia histórica. Se cree que en este lugar hubo una antigua cantera griega y la tradición asegura que aquí están enterrados algunos de los mártires de Marsella, entre ellos el que da nombre a la abadía, San Víctor.
La construcción original data del siglo V y la fundación de la abadía se atribuye a Saint Jean Cassien. Con el paso de los siglos, la abadía se convirtió en importante centro religioso y de poder, ya que hasta el siglo X fue residencia de los distintos obispos de Marsella. Durante la Edad Media se edificó la actual iglesia, punto clave en la visita al recinto y se ampliaron las murallas con la construcción de la llamada torre Isarn, la más bonita y mejor conservada.
El impulso definitivo de la abadía marsellesa llegaría con Guillaume de Grimoad, en el siglo XIV, quien llegaría a convertirse en Urbano V, papa de Avignon.
Durante la Revolución Francesa, la abadía tuvo usos muy diversos, entre ellos cuartel, almacén y prisión.
La visita reviste un innegable interés histórico. Además de recorrer el recinto y sus espléndidas murallas, merece especial atención la iglesia y la hermosa cripta en la que se conservan importantes reliquias, veneradas, aún hoy, por numerosos peregrinos que acuden especialmente durante las fiestas religiosas de Candlemas, muy importantes en Marsella. También podrás ver vestigios arqueológicos de cuando la ciudad estuvo habitada por griegos y romanos, antes de Cristo.
Horario
La abadía permanece abierta todos los días de 09:00 a 19:00.
Precio
El precio de la entrada, incluida la iglesia y la cripta es de 2 €.
Cómo llegar a la Abadía de San Víctor
Dada su céntrica ubicación puedes llegar fácilmente a pie, pero si prefieres el transporte público, los autobuses 55 o 60 te dejarán a escasos metros.
Foto: acor-cannes